Consejo de seguridad para mujeres #3, Esta es la tercera entrada en nuestra serie: 10 consejos de seguridad para mujeres. En el segundo consejo resaltábamos la importancia de la intuición para discernir riesgos potenciales.
El entrenamiento en defensa propia es una tendencia de seguridad personal la cual va de acuerdo con los altos niveles de delincuencia en nuestra sociedad. Es común pensar que con dicho entrenamiento uno estaría preparado para defenderse y/o enfrentar a cualquier maleante; y mientras que cierto en teoría, la realidad difiere. Es importante evaluar los objetivos y la utilidad práctica de los programas de defensa personal antes de llevarlos a cabo. Es crucial evitar los estudios de artes marciales a menos que usted desee aprender las técnicas tradicionales y está tanto dispuesto como preparado para comprometerse a largo plazo. Muchos programas de defensa personal ofrecen técnicas diluidas que son complejas y poco realista ante la tensión de un ataque real. Un programa de defensa personal debe incluir ataques simulados, con situaciones de violación y otros ataques realistas, para que el entrenado pueda practicar lo aprendido.
Mientras que la idea de poder efectivamente defenderse es genial, como poseer el entrenamiento nos eleva nuestra autoestima, igual de importante es saber cuándo utilizarlo. Pero más importante aún es saber cuándo no utilizarlo. El hecho de que se pueda hacer algo no significa que se debería hacer. La regla de oro hoy día ante un atraco es mirar hacia abajo, proporcionar lo que exijan y nunca llegar a un enfrentamiento físico. Este último puede terminar con lo impensable, algo que debería ser evitado a toda costa en tan hermosa temporada como es la navideña. Debemos actuar de manera que propicie el bienestar para pasarla alegres y felices.